El lunes, 3 de diciembre, la Ruta dos Faros de Galicia realizó su penúltimo FAM TRIP de esta temporada, en este caso nos fuimos a una tierra muy especial, al territorio del GALP Costa da Morte.
El punto de encuentro fue ni más ni menos que el faro de Cabo Vilán un escenario absolutamente impresionante. El viento y la niebla con la que nos recibió contribuían a dotarlo de un aspecto todavía más estremecedor. Ya lo hemos dicho recientemente, pero no nos importa repetirlo: en muy pocos lugares vas a sentir la fuerza de la naturaleza como en este. Es una visita imprescindible.
http://www.camarinas.net/turismo/ga/
En su interior se realizaron los trabajos previos a la visita. Como es costumbre, Roberto Sueiro (antes de desplazarse a Madrid a una reunión con periodistas especializados en turismo) desentrañó los objetivos de la Ruta y la metodología que estamos empleando para lograr convertirla en el esqueleto sobre el que ajustar todo el Turismo Mariñeiro de Galicia.
Roberto Sueiro explica nuestro proyecto
Una vez finalizada su exposición, en la que estuvo acompañado por la alcaldesa de Camariñas, Sandra Insua, y por el gerente del GALP Costa da Morte, Guillermo González, llegó el turno de las presentaciones de los participantes. Nos sigue sorprendiendo cómo en esta fase siempre surgen proyectos de colaboración e intereses comunes. Al fin y al cabo, esta es una de las razones de ser de estos FAM TRIP, no solo mostrar el territorio y sus recursos…
Los turnos de presentaciones demuestran la importancia del contacto entre empresas
Acto seguido nos desplazamos en autobús hasta Muxía, ¡por fin íbamos a poder contemplar los famosos secaderos de congrio! Concretamente el de la empresa Lemar, que, como su lema indica, mezcla tradición e innovación con unos nuevos productos de congrio deshidratado y congrio en polvo para emplear como condimento, un proyecto al que no es ajeno el GALP.
Un trabajo artesanal…
Disfrutamos de una demostración completa de cómo se limpia el congrio, cómo se realizan esos curiosos cortes tan peculiares y cómo se coloca a secar. En unos pocos días subiremos un vídeo que mostrará esa tarea completa. Un trabajo artesanal con una tradición de años, que se ha convertido en una enseña de su territorio.
… que da como resultado una obra de arte consumible
Tras la experiencia en Lemar, nos acercamos hasta el Santuario da Virxe da Barca. Allí pudimos fotografiar el faro mientras el viento y las olas azotaban con furia. Nos aproximamos a la famosa “pedra d´abalar” y nos hicimos un divertido un selfie de grupo.
http://concellomuxia.com/es/turismo/
Las desgracias de los últimos años no pueden con el Santuario
Uno de los escenarios míticos de Galicia
El mar empeñado en darnos la razón: hay que venir en otoño/invierno
A pedra d´abalar también ha sufrido percances, pero sigue siendo un símbolo eterno
¡Cuidado, que viene la ola!
El siguiente paso nos condujo a “O Rincón da Baluca”, donde degustamos un generoso y sabroso pincho mariñeiro. Comemos de pie y con cierta rapidez. Hubiésemos podido quedarnos hasta que no quedase ni una miga, pero la tarde requería gente despierta y ágil. Todavía nos esperaba mucha actividad.
No solo materia prima excepcional: nuestros cocineros están innovando
El siguiente paso fue acercarse a o Ariño, donde Lita, una mariscadora de armas tomar, nos explicó con una contagiosa mezcla de entusiasmo y simpatía, cómo realizan su trabajo. No dejen de realizar esta Ruta da Mariscadora, resulta muy interesante conocer los entresijos del día a día de estas portentosas mujeres.
fhttp://www.camarinas.net/media/documentos/camarinas_todo_mar.pdf
Un ruta impresionante y una guía aún más impresionante: Lita al Club de la Comedia ya!
Un pequeño amigo que tampoco se quiso perder el paseo
Nunca dejaremos de admirar a nuestras mariscadoras!
Tanta simpatía como buena labor didáctica. Lita merece un 10.
A continuación nos fuimos hasta uno de los rincones más bellos de Galicia. Una belleza que en demasiadas ocasiones ha sido mortal. Toda A Costa da Morte está salpicada de naufragios, pero lo acontecido en 1890 en esta costa cercana al Cabo Vilán tuvo una repercusión muy especial. Aquí perdieron la vida 173 de los 176 tripulantes del crucero escuela británico Serpent. Solo se salvaron los tres que dispusieron de chaleco salvavidas, algo que desde entonces ha pasado a ser obligatorio. Se les recuerda en el conocido como Cementerio de los Ingleses. En esa sencilla construcción, dotada de una extraña solemnidad, siempre hay unas flores para recordarlos. Es el punto culminante de la Ruta de los Naufragios, otra cita ineludible.
Impresiona, ¿verdad?
No es un lugar que te deje indiferente
Hay muchas cosas flotando en el ambiente
Pensamos en lo terrible que debió ser esa experiencia. Desde nuestra seguridad de tierra adentro, disfrutamos del mar embravecido y saludamos a la sorprendente duna ascendente, una rareza que lleva la arena monte arriba hasta unos 150 metros, y nos vamos preparando para finalizar la jornada.
La duna ascendente, al fondo en el centro, se mostró con timidez. ¡Volvamos otra vez!
El lugar para la despedida será Camelle, concretamente el museo de Man. Un alemán que encontró su hogar en esta apartada orilla. Cada vez más encerrado en sí mismo, acabó viviendo como un auténtico eremita, dedicado a crear un arte diferente, mezcla de varios y que tomaba como punto de partida los restos de basura o de animales muertos que llegaban a la costa.
Un moderno museo dedicado a un personaje muy peculiar
Un arte extraño el de Man
Centenares de libretas: toda una vida tomando apuntes
Durante años y años y años, Man se dedicó a tomar notas en infinidad de libretas y a desarrollar una obra tan extraña como original, que hoy podemos contemplar en el museo. El chapapote se lo llevó, se dice que la pena de ver “su casa” contaminada fue demasiado para su alma de artista. Nos quedará para siempre su recuerdo, con el que regresamos a casa, sorprendidos para siempre por una Costa da Morte que nunca defrauda.
http://www.mandecamelle.net/MAN.htm
http://www.turismocamarinas.net/que-hacer/museo-del-aleman-de-camelle/
Man nos dejó un legado de amor a nuestra tierra