La simbiosis podría ser definida como una relación de cooperación entre dos entidades (o especies, o individuos) para su beneficio mutuo. Pues en Mallou (Carnota) nos vamos a encontrar con un ejemplo muy oportuno.
En este apacible lugar de A Costa da Morte (suena contradictorio, ¿verdad? Pero si te acercas por aquí lo comprenderás…) nos encontramos con un reconocido restaurante situado muy cerca de la playa más gigantesca de Galicia.
Como no podía ser de otra forma, el restaurante está claramente orientado hacia los pescados y los mariscos. Siempre buscando la máxima calidad. Preparaciones sencillas y máximo valor a la calidad del productos, podría ser su premisa.
Estas definiciones podrían ser compartidas por un buen número de restaurantes de la costa gallega. El buen producto está tan cerca (Km. 0, claramente) que parece inevitable que el buen hacer de los cocineros consista en interferir lo menos posible sobre la calidad natural de la materia prima de nuestro mar. ¿Qué es lo que convierte al restaurante A Morosa en un lugar especial? Pues lo que se encuentra en su bajo.
A finales del 2018, contando con la ayuda de los fondos europeos gestionados por el GALP Costa Sostible, Flor y Javier inauguraron una “pescadería turística” en la planta inferior de su restaurante. La posibilidad que se abre es doble: los clientes pueden elegir qué pescados y mariscos degustar en el restaurante o también llevárselos a sus hogares (en este punto debemos destacar que la venta por internet también se está convirtiendo en uno de sus pilares).
La conclusión de todo es que A Morosa (o su pescadería Mar da Morosa) se postula como un gran defensor y promotor de la pesca tradicional. Uno de los ejemplos más evidentes de todo lo que encarna el distintivo Km. 0 de MarGalaica. En todo su su pescado y marisco encontrarás el sello que garantiza que esos productos proceden de lonjas locales y que no ha sufrido transportes de más de 100km.
Algo que garantiza que el pescado y marisco ha sido capturado mediante los métodos de la pesca y el marisqueo artesanal y sostenible llevada a cabo por pescadores y mariscadoras locales. En definitiva, no solo un sello de calidad, sino también un referente para la conservación y la gestión efectiva de los recursos naturales.
Un ejemplo de responsabilidad que acompaña una excelente gastronomía. ¿Qué más se puede pedir?